Por *Israel García, CEO de ALT Ingeniería
Aunque los equipos de test automático llevan implementándose en la industria desde hace muchos años, sobre todo en la industria electrónica, la notable evolución de los instrumentos de medición y de los lenguajes de programación industrial, han conseguido que el test automático cada vez sea más potente, versátil y económico.
Un equipo de test automático es una máquina construida a la medida para realizar mediciones sobre cualquier dispositivo o pieza que se fabrica, ya sea una magnitud física, como por ejemplo una medición eléctrica o de temperatura, o bien realizar un análisis dimensional o funcional, incluso estético empleando visión artificial.
Aunque existen ciertas limitantes, hoy en día se puede realizar una gran variedad de comprobaciones automáticas a una gran velocidad. Disponer de un equipo de estas características es como tener un laboratorio de control de calidad en línea dentro del proceso productivo, permitiendo detectar a tiempo defectos en la fabricación, antes de que el producto se envíe al cliente, o incluso en fases tempranas de proceso para ahorrar costos y también ahorrando tiempo de operación.
Estas máquinas constan de un conjunto de dispositivos interconectados y controlados por un software desarrollado a la medida. En cuanto al hardware, la oferta es muy amplia, desde lo más básico como multímetros digitales, fuentes de alimentación y módulos de adquisición de datos, hasta equipos más complejos de análisis de protocolos o medición de señales de radiofrecuencia.
Y esta oferta no sólo en tipo de dispositivos, sino también en fabricantes. Aunque los más destacados son marcas de toda la vida como Tektronix, Agilent, Chroma o Keysight, también han proliferado en los últimos años marcas más modestas, pero con muy buenas prestaciones. Respecto al software, indiscutiblemente el rey del mercado es LabVIEW. Es un lenguaje de programación gráfico creado en 1986 por la multinacional National Instruments (recién renombrada a simplemente “NI”) y que ha sufrido importantes evoluciones a lo largo de los años.
En sus primeros años, LabVIEW sólo se podía aprender mediante cursos privados de NI, sin embargo, dada su proliferación en el mundo industrial, actualmente ya se está enseñando en las universidades. Las dos grandes ventajas de este sistema son su versatilidad, pudiendo controlar casi cualquier instrumento de medición y control del mercado, y su facilidad de uso.
A pesar de que se requiere conocer técnicas generales de programación y arquitecturas específicas de su lenguaje, en realidad es un entorno intuitivo y de alto nivel, con librerías muy potentes. La combinación de instrumentos y de LabVIEW permite reducir extremadamente lo que se ha llamado time-to-market, o el tiempo que se tarda en implementar una solución de test o adquisición de datos.
También cabe mencionar la “visión artificial” como sistema de test. Aunque es una disciplina un poco a parte, en realidad su objetivo es el mismo, analizar los productos que se fabrican para asegurar su calidad. En esta vertiente, el corazón del sistema es una cámara y una iluminación especial. En ocasiones estos sistemas forman parte de todo el equipo de test automático, aunque la mayoría de veces los podemos encontrar de forma individual en la industria.
En realidad, la magnitud física que se mide en estos sistemas es la luz: se proyecta una luz de una determinada intensidad y longitud de onda (“color”) sobre el objeto que se necesita inspeccionar, una cámara toma una imagen de dicho objeto y mediante un software especializado se realiza el procesamiento de la imagen para obtener características del objeto en base a la inspección que se quiere llevar a cabo.
Por ejemplo, se puede realizar un control dimensional de una pieza, hacer clasificaciones por color, tamaño o forma, detectar defectos como por ejemplo arañazos o partes rotas, y lo más habitual que es detectar presencia o ausencia de ciertas partes de la pieza u objeto que se está comprobando.
Aunque este tipo de sistemas ofrecen muchas ventajas para las compañías, y desde el punto de vista tecnológico son maravillas de la ciencia y la ingeniería, desde el lado humano siempre ha existido el debate moral entre defensores y detractores de las consecuencias de la automatización si consideramos la sustitución de puestos de trabajo. Desde mi punto de vista, la evolución es inevitable, pero se debe encontrar la forma de que el aumento de la automatización no sea sinónimo de precariedad laboral.
*Israel García, CEO de ALT Ingeniería y experto en electrónica y sistemas automáticos. Ha llevado a cabo proyectos de fabricación y desarrollo electrónico en el sector industrial y militar así como de visión artificial y test automático, en España y en México.