Estados Unidos y la Unión Europea intensifican su disputa comercial con la imposición de nuevos aranceles en el sector de licores. La Unión Europea aplicó un arancel del 50% al whiskey estadounidense, mientras que Estados Unidos evalúa imponer un 200% al vino europeo. Estas medidas podrían impactar un comercio bilateral valuado en 7,789 millones de dólares, según datos de la Interprofesional del Vino de España, Oive y Discus.
Estados Unidos es el mayor importador de vino en el mundo, con 1,226 millones de litros adquiridos anualmente. Entre los principales exportadores de vino a ese país se encuentran Francia, Italia, Nueva Zelanda y España, según la firma TradeImeX. Por su parte, las exportaciones de whiskey estadounidense a Europa han aumentado un 60% en los últimos tres años, alcanzando los 699 millones de dólares tras la suspensión de aranceles previos.
Las afectaciones se reflejan en la industria y los mercados financieros. El jueves, las acciones de Pernod cayeron 3.9% en la Bolsa de París, acumulando una baja superior al 33% en el último año. Remy ha perdido aproximadamente la mitad de su valor en el mismo periodo y llegó a caer un 4.5% en la última jornada. Según el analista de Bloomberg Intelligence, Duncan Fox, compañías como Pernod, Remy y Davide Campari-Milano NV podrían enfrentar un impacto en sus ganancias por acción de entre 5% y 15% debido a estas medidas.
El presidente Donald Trump calificó a la Unión Europea como “una de las autoridades fiscales y arancelarias más hostiles y abusivas del mundo” y señaló que el arancel impuesto al bourbon estadounidense es “desagradable”.
Especialistas del sector advierten sobre el impacto en la industria vinícola. José Rafael Arango, sommelier y experto en la industria, señaló que los aranceles afectan especialmente al vino debido a la competencia y los márgenes reducidos del sector. En contraste, el mercado de destilados maneja márgenes más amplios que le permiten mayor resistencia ante estas restricciones. Además, destacó que Estados Unidos es un mercado clave para el vino europeo y estas medidas podrían beneficiar a la producción local.
Las tensiones comerciales continúan en ascenso mientras el sector vinícola y de destilados evalúan el impacto de estas decisiones en sus operaciones globales.