La empresa canadiense The Metals Company (TMC) presentó en Estados Unidos la primera solicitud para la explotación minera comercial en aguas internacionales, marcando un precedente en la industria extractiva. La solicitud, gestionada a través de su filial estadounidense TMC USA, busca autorización para extraer nódulos polimetálicos ricos en minerales estratégicos en la zona Clarion-Clipperton, ubicada en el océano Pacífico.
Este movimiento se produce tras la firma de una orden ejecutiva por parte del presidente Donald Trump, destinada a acelerar la revisión y aprobación de permisos de exploración y explotación minera en alta mar. Según Gerard Barron, director ejecutivo de TMC, “el día de hoy marca un hito importante, no solo para TMC USA, sino para la independencia mineral y el resurgimiento industrial de Estados Unidos”.
La decisión de TMC de presentar su solicitud directamente ante las autoridades estadounidenses, en lugar de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM), ha generado controversia. La empresa justificó este cambio de estrategia debido a la lentitud de la AIFM en establecer un código minero que regule la explotación comercial en aguas profundas. Sin embargo, esta acción ha sido criticada por organizaciones ambientalistas, que consideran que la minería submarina representa una amenaza para ecosistemas marinos poco explorados y cruciales para la biodiversidad.
Ruth Ramos, representante de Greenpeace, calificó el anuncio como un “acto de total desprecio por el derecho internacional y el consenso científico”. Por su parte, defensores de la minería argumentan que la extracción de estos minerales es esencial para la transición energética, ya que los nódulos polimetálicos contienen elementos clave como níquel, cobalto, manganeso y cobre, utilizados en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos y otros dispositivos tecnológicos.