El presidente Donald Trump anunció que a partir del 1 de noviembre, todos los camiones medianos y pesados importados a Estados Unidos enfrentarán un arancel del 25%. La medida busca proteger a fabricantes nacionales como Paccar, Kenworth, Peterbilt y Freightliner de lo que calificó como “competencia externa desleal”.
México, principal exportador de estos vehículos, expresó su oposición. En mayo, el gobierno mexicano informó que los camiones enviados a Estados Unidos contienen en promedio un 50% de contenido estadounidense, incluidos motores diésel. La Cámara de Comercio de EU también pidió no imponer nuevos aranceles, señalando que México, Canadá, Japón, Alemania y Finlandia son aliados estratégicos.
En 2024, Estados Unidos importó cerca de 128 mil millones de dólares en piezas de vehículos pesados desde México, lo que representó el 28% de sus importaciones totales en ese rubro. Las importaciones de camiones pesados mexicanos se han triplicado desde 2019, alcanzando unas 340,000 unidades, según datos oficiales.
El tratado comercial USMCA permite el libre tránsito de camiones pesados si al menos el 64% de su valor proviene de América del Norte. Sin embargo, no está claro cómo se aplicarán los nuevos aranceles en relación con ese criterio, ni si se mantendrán las deducciones por componentes estadounidenses.
La medida podría afectar a empresas como Stellantis, que produce camionetas Ram en México, y al Grupo Volvo, que construye una planta de 700 millones de dólares en Monterrey. También se incluyen vehículos como camiones de reparto, autobuses escolares, semirremolques y camiones vocacionales pesados.