China ha impuesto aranceles adicionales de entre el 10% y el 15% a productos agrícolas y alimentarios de Estados Unidos en respuesta a las nuevas tarifas anunciadas por la administración de Donald Trump, lo que incrementa la posibilidad de una guerra comercial total entre las dos economías más grandes del mundo. Esta medida, tomada el 4 de marzo de 2025, se produce tras la entrada en vigor de un arancel adicional del 10% a las importaciones chinas, sumando un 20% en total, como parte de las políticas de Estados Unidos hacia la lucha contra el tráfico de drogas.
Además de los aranceles, el gobierno chino ha impuesto restricciones a la exportación e inversión de 25 empresas estadounidenses por razones de seguridad nacional, aunque no se incluyeron empresas de alto perfil. Las autoridades chinas han insistido en que no cederán a la intimidación de Estados Unidos, considerando las medidas como un error de cálculo.
La respuesta de Pekín se produce en medio de una creciente tensión por las políticas comerciales de ambos países, con analistas observando que la situación podría escalar si no se logran acuerdos. Según Even Pay, analista de agricultura en Trivium China, aunque Pekín sigue dispuesto a negociar, la escalada reduce las posibilidades de una tregua.