Estados Unidos ha establecido requisitos para la reducción de aranceles sobre el acero británico, incluyendo condiciones sobre seguridad en la cadena de suministro y la propiedad de ciertas plantas. Esta medida podría afectar directamente a British Steel, en manos de la empresa china Jingye Group, generando incertidumbre sobre su futuro.
El acuerdo entre EE.UU. y el Reino Unido, anunciado por Donald Trump y Keir Starmer, busca fortalecer el comercio bilateral, pero deja en duda la implementación de la reducción de tarifas. “Estados Unidos establecerá un cupo de importación, siempre que se cumplan sus condiciones”, señala el texto del pacto. Sin embargo, no se ha definido el tamaño del cupo ni el plazo de aplicación.
La industria siderúrgica británica enfrenta retos previos a los aranceles, como altos costos energéticos y la competencia de importaciones chinas más económicas. El Reino Unido exporta alrededor de 200,000 toneladas de acero anualmente a EE.UU., con un valor superior a 532 millones de dólares, y las tarifas han representado un golpe devastador para el sector, según UK Steel.
El gobierno británico ha reconocido que la nacionalización de British Steel sigue siendo una opción, aunque prefiere encontrar un socio privado para una coinversión. La empresa, con pérdidas diarias de 700,000 libras, enfrenta una difícil situación financiera, con deudas pendientes que superan los 977 millones de dólares.
Además de la negociación sobre el acero, el acuerdo comercial también contempla una reducción de aranceles sobre autos, aunque se mantiene un gravamen del 10% sobre productos británicos. A cambio, el Reino Unido abrirá sus mercados a la carne de vacuno y productos agrícolas estadounidenses, marcando un nuevo capítulo en las relaciones comerciales entre ambas naciones.