Las autoridades estadounidenses han recurrido al uso de dispositivos de rastreo ocultos en envíos específicos de chips avanzados de inteligencia artificial, como parte de investigaciones sobre el desvío ilegal de tecnología a China. Las medidas, no reveladas públicamente, se aplican a casos bajo vigilancia y buscan reforzar el cumplimiento de las restricciones de exportación impuestas desde 2022.
Fuentes cercanas al proceso señalaron que los rastreadores suelen instalarse en el embalaje de servidores que contienen chips de fabricantes como Nvidia y AMD, y que han sido utilizados en investigaciones previas sobre contrabando tecnológico. “Presten atención a si tiene un rastreador; deben buscarlo con cuidado”, instruyó un presunto cómplice en un caso reciente, según documentos judiciales.
El uso de esta tecnología por parte de las fuerzas del orden estadounidenses tiene antecedentes en otros sectores, como el aeronáutico. En algunos casos, los rastreadores se instalan con autorización judicial, lo que permite utilizar la información como prueba en procesos penales. En otros, las empresas involucradas pueden consentir la instalación si no son objeto de investigación directa.
La estrategia forma parte de los esfuerzos de Estados Unidos por limitar el acceso de China a semiconductores avanzados, considerados sensibles por su posible aplicación en modernización militar. También se han impuesto restricciones similares a Rusia, en el contexto del conflicto con Ucrania. La Casa Blanca y el Congreso han propuesto incluir tecnología de verificación de ubicación directamente en los chips.
China ha criticado estas medidas como parte de una campaña para frenar su desarrollo tecnológico. El regulador del ciberespacio convocó recientemente a Nvidia para expresar preocupación por posibles “puertas traseras” en sus productos, acusación que la empresa negó. Mientras tanto, revendedores en China afirman inspeccionar regularmente los envíos en busca de rastreadores, ante el riesgo creciente de vigilancia encubierta.