Por: Luis Battilana , director general de Baufest México y servicios para la industria financiera de Baufest Latam.
De acuerdo con Gartner, el tamaño del mercado global de Super Apps fue valorado en 61.30 mil millones de dólares en 2022 y se espera un crecimiento de un 27.8% de 2023 a 2030. Estos datos demuestran que este modelo, originado en Asia, está transformando radicalmente el panorama digital y, en especial, el sector financiero.
Recordemos que hace unos años, Forrester Research anticipó que en 2030 la banca del futuro será invisible, estará conectada, se basará e impulsará el conocimiento; pero lo más importantes es que será contextual, un término que refiere a ofrecer productos y servicios digitales que permitan a los clientes sentirse identificados con los valores y principios de sus instituciones financieras.
Estas características detalladas en el estudio “El futuro de la banca está aquí”, de dicha empresa de investigación, están ya en proceso de construcción y están dando forma a un nuevo ecosistema de mercado, con nuevas reglas de negocio y formas de monetizar, formado por nuevos jugadores que son los dueños de una vasta cantidad de datos de sus clientes; y uno de ellos sin dudarlo son las Super Apps.
Lo primero que habría que decir es que estas plataformas móviles no son simples aplicaciones; son ecosistemas integrados que agrupan una diversidad de servicios, desde la gestión de dinero hasta el comercio electrónico, pasando por el transporte, entretenimiento y más. Su gran innovación es que, en lugar de limitarse a una única funcionalidad, se han convertido en un “todo en uno”, por lo que no es de sorprender que el sector financiero las ha venido incorporando, facilitando: la mensajería, la compra de productos, las transferencias bancarias, pagos móviles, inversiones e incluso servicios de crédito.
Para las entidades financieras tradicionales, la llegada de las Super Apps, sin duda, ha representado una disrupción e incluso una amenaza, porque se han visto obligadas a dejar atrás su modelo segmentado, en el que las funciones están separadas y controladas por instituciones específicas, lo que forzaba a los clientes a navegar entre diferentes aplicaciones y plataformas para acceder a distintos servicios; mientras que ahora han comenzado a migrar a aplicaciones complejas que reúnen todo lo que los clientes necesitan en un solo lugar.
Este cambio ha acelerado la competencia entre bancos y fintechs, obligando a los bancos tradicionales a reconsiderar su estrategia digital. Algunos han comenzado a desarrollar sus propias Super Apps o alianzas con empresas tecnológicas para ofrecer servicios financieros integrados, pero muchos aún luchan por adaptarse a este nuevo modelo.
Muestra de ello, es que en México, compañías que forman parte de la Asociación FinTech México como DiDi , Klar , Mercadopago, Nu México y Stori , entre otras, han logrado tener un gran éxito entre la población por su amplia gama de servicios financieros que incluyen desde pagos y transferencias hasta inversiones y créditos, posicionándose como Super Apps en el sector financiero. En respuesta, por ejemplo, Grupo Salinas , cuyos servicios financieros son operados por Banco Azteca, lanzó Baz, una de las primeras Súper Apps del país, que tan solo en sus primeros siete meses llegó a 6.5 millones de descargas.
La tendencia de que la banca tradicional busque competir con este modelo, estoy seguro, continuará porque estas complejas plataformas retienen la experiencia y la relación con el cliente. Un informe de la consultora KPMG indica que las Super Apps tienen acceso a tal cantidad de información de sus clientes, que les permite conocerlos mejor, anticiparse a sus necesidades y sobre todo, ofrecerles los productos financieros que requieren en el momento exacto en que los necesitan.
Si bien, esta personalización no se limita solo a los servicios financieros, sino que también pueden incluir recomendaciones sobre transporte, entretenimiento y otros servicios, lo que mejora aún más la experiencia del usuario, estas plataformas tienen varios desafíos como la privacidad y ciberseguridad, derivada de su capacidad de recopilar datos. Y es que hay que considerar que las Super Apps tienen acceso a una cantidad masiva de información sobre las actividades diarias de los usuarios, lo que las convierte en objetivos atractivos para los ciberdelincuentes. Además, la falta de transparencia en la forma en que se utilizan los datos, así como el riesgo de que sean compartidos con terceros sin el consentimiento explícito del usuario, son preocupaciones constantes para los reguladores y los propios usuarios.
Para abordar estos retos, las Super Apps financieras en México deben: implementar medidas de seguridad robustas y actualizadas constantemente; realizar auditorías de seguridad regulares y colaborar con empresas expertas en ciberseguridad para mantenerse al día con las mejores prácticas y requisitos legales. También es fundamental que estas aplicaciones, que manejan grandes volúmenes de datos sensibles, refuercen tanto la seguridad de la aplicación en sí, como la protección de la información personal de los usuarios. La privacidad debe garantizarse sin sorpresas ni consentimientos ambiguos, evitando que los datos recolectados se conviertan en un blanco fácil para los ciberdelincuentes.
Otro desafío importante que enfrenta este exitoso modelo es la regulación debido a su capacidad para operar en una amplia variedad de sectores. Desde servicios financieros hasta transporte y comercio electrónico, estas plataformas operan en diferentes campos que están sujetos a distintas normativas y leyes, que se deben cumplir. La falta de una ley adecuada podría dar lugar a un entorno competitivo desleal, donde las Super Apps tengan ventajas injustas sobre las empresas más pequeñas o los actores tradicionales del mercado.
En algunos países, los reguladores están comenzando a tomar medidas para controlar el impacto de las Super Apps. En China, por ejemplo, las autoridades han comenzado a imponer restricciones más severas sobre el uso de datos personales, mientras que en Europa y Estados Unidos los organismos de regulación financiera están evaluando cómo aplicar las leyes existentes de privacidad y competencia a estas plataformas. La clave será encontrar un equilibrio que permita la innovación sin comprometer los derechos de los consumidores ni el buen funcionamiento del mercado.
Por todo ello, será fundamental que los reguladores encuentren formas de garantizar un entorno seguro y equitativo para los usuarios y las empresas del sector, porque es un hecho que las Super Apps seguirán evolucionando y planteando nuevos retos que podrán enfrentar de la mano de empresas tecnológicas que sean capaces de ayudarles a crear entornos seguros y confiables para los usuarios.
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