La Unión Europea y Estados Unidos avanzan en la creación de una alianza estratégica en la industria metalúrgica para enfrentar el impacto de la producción china subvencionada en los mercados globales. El acuerdo forma parte de las negociaciones comerciales entre ambos bloques.
Como medida central, se proyecta un sistema de cuotas para fabricantes europeos de acero y aluminio, con aranceles reducidos o nulos, en reemplazo de los gravámenes del 50% impuestos por la administración Trump. “El acuerdo es una perspectiva clara de acción conjunta sobre el acero, el aluminio, el cobre y los derivados”, afirmó el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic.
Bruselas busca eliminar los aranceles estadounidenses con urgencia, ya que las fundiciones europeas están perdiendo acceso a chatarra metálica, un insumo clave por su bajo costo y eficiencia energética. Este recurso está siendo redirigido hacia plantas estadounidenses, lo que ha generado preocupación en el sector.
La iniciativa refleja un esfuerzo por contrarrestar lo que se percibe como prácticas comerciales desleales. En la cumbre del G7, los ministros de Finanzas acordaron abordar los “desequilibrios excesivos” sin mencionar directamente a China. “Está claro que la cuestión es el exceso de capacidad. La cuestión está relacionada con lo que percibimos como subvenciones ilegales”, señaló Sefcovic.
Aunque los detalles técnicos del sistema aún están en desarrollo, Bruselas y Washington buscan establecer un cerco económico conjunto que proteja sus industrias y defina nuevas reglas para el comercio global de metales.