Union Pacific confirmó la adquisición de Norfolk Southern en una operación valorada en 85 mil millones de dólares, con la que se busca crear la primera red ferroviaria transcontinental de carga en Estados Unidos. El acuerdo, que combina más de 50,000 millas de vías en 43 estados, será presentado ante la Surface Transportation Board (STB) en un plazo de seis meses.
La nueva empresa tendría un valor estimado de 250 mil millones de dólares y generaría 2,750 millones en sinergias anualizadas, según ambas compañías. El CEO de Union Pacific, Jim Vena, afirmó que “hace falta una red transcontinental en Estados Unidos”, al señalar que la fragmentación actual limita la eficiencia logística y la competitividad del sector.
El acuerdo enfrenta resistencia sindical y posibles barreras antimonopolio. Organizaciones como SMART-TD han expresado su oposición, argumentando que la fusión “no es buena ni para los trabajadores, ni para los clientes, ni para el público en general”. La STB, que ya ha aprobado fusiones como la de Canadian Pacific y Kansas City Southern en 2023, podría imponer condiciones como división de rutas o acuerdos de acceso recíproco.
De aprobarse, la fusión reduciría el número de ferrocarriles de Clase I en América del Norte de seis a cinco, y podría desencadenar una nueva ola de consolidaciones. Fuentes cercanas indican que BNSF y CSX ya evalúan opciones similares para mantener competitividad.
La industria ferroviaria enfrenta presiones por costos laborales, volatilidad en carga y exigencias de confiabilidad por parte de los transportistas. En este contexto, el resultado de la revisión regulatoria será clave para definir si esta fusión representa una transformación estructural o un riesgo para la competencia y el servicio2.