Para la industria automotriz mexicana las ventas del mercado interno disminuyeron a 946 mil unidades al cierre del año pasado; asimismo, la producción fue de 2.9 millones y la exportación de 2.6 millones. De acuerdo con José Zozaya, Presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), estas cifras contrastan con los pronósticos que se tenían para el 2020.
“En nuestras perspectivas del año pasado, pensábamos en escenarios distintos: ventas al mercado interno de 1.8 a 2 millones de vehículos, con una producción total de 5 millones de unidades y exportaciones de 4 millones. Ni siquiera en nuestro pronóstico más pesimista imaginábamos que habría una pandemia y todos los retos que hemos tenido que enfrentar a raíz de la misma”, aseguró Zozaya.
El Presidente de la AMIA dio a conocer que la caída del mercado interno de la industria automotriz fue del 28 por ciento; además, en la producción de vehículos se registró un descenso del 23 por ciento. Sin embargo, dentro de la crisis económica y financiera que generó el COVID-19, celebró que se hayan mantenido los puestos de trabajo dentro del sector.
“Lo más importante es que hemos logrado mantener, en su totalidad, la plantilla laboral, con la aplicación de muy estrictos protocolos sanitarios. Tenemos una ocupación de la capacidad instalada con niveles similares a los vistos antes de la pandemia. Esto demuestra que la industria tiene la fortaleza para adecuarse a condiciones y circunstancias adversas. El balance es mejor de lo que pensábamos, porque pudo ser peor ya que estuvimos cerrados a cero producción durante dos meses”, destacó.
Zozaya, quien aseguró que este sector es una parte fundamental de la economía mexicana, busca que la AMIA sea digno representante de la industria automotriz, que incluya a las empresas armadoras e importadoras de vehículos ligeros nuevos y que tenga la infraestructura necesaria, además de mantenerla colaboración con las autoridades federales, estatales y municipales.
En materia de innovación tecnológica, aseveró que la industria automotriz ha incorporado nuevas tecnologías en sus procesos de producción, donde las líneas de ensamble son un claro ejemplo de la colaboración entre robots y mano de obra humana. Además, insistió que, con mayor frecuencia, los vehículos se encuentran conectados a la red y al mundo del Big Data.
“Estamos frente a una coyuntura donde los armadores de hace años enfrentan la competencia de nuevas empresas cuyo origen es el desarrollo de software u otro tipo de productos. Los procesos de producción a tiempo y de entregas secuenciales en la línea de ensamble han permitido un desarrollo tecnológico entre las armadoras y sus proveedores desde el inicio del diseño del vehículo hasta la fabricación de las partes, componentes, subensambles y sistemas que componen el vehículo. Es una integración total”.
Sobre las perspectivas de la AMIA para 2021, Zozaya refirió que, una vez que la crisis sanitaria esté controlada, la recuperación económica será más rápida. En este sentido, dijo que este año la industria automotriz podría incrementar el número de ventas en el mercado interno hasta un 11 por ciento: “Esperamos regresar a los niveles previos a la pandemia en un plazo de 3 a 4 años, pero para el 2021 podríamos tener un incremento en producción y exportación de un 12 por ciento”.
“La industria automotriz demanda productos de 214 ramas de la economía. En su conjunto, emplea a 29.7 millones de mexicanos. Debemos trabajar juntos para crear más y mejores empleos. La industria automotriz es uno de los sectores más pujantes de la economía nacional. Debe estar más cerca de la Cuarta Transformación del país por el número de empleos que genera. Somos un factor para el bienestar de las familias mexicanas”.