El Parlamento Europeo y los países de la Unión Europea (UE) alcanzaron este martes un acuerdo para fortalecer la producción y abastecimiento de semiconductores en el bloque hacia 2030, en un esfuerzo para reducir su dependencia de proveedores asiáticos.
La delegación de Suecia, que ocupa la presidencia rotativa del Consejo de la UE, anunció que la ley que resultaría de ese acuerdo “impulsará el ecosistema europeo de semiconductores y jugará un papel central en el fortalecimiento de la competitividad de la UE a nivel global”.
El comisario europeo de Industria, Thierry Breton, el proyecto “nos permitirá reequilibrar nuestras cadenas de suministro, y reducir nuestra dependencia colectiva de Asia”.
Desde la pandemia de coronavirus, que desordenó por completo las cadenas de abastecimiento, la UE adoptó como prioridad ampliar la producción de semiconductores, ya que el bloque es altamente dependiente de estos productos producidos en China y Taiwán.
El acuerdo alcanzado este martes entre los eurodiputados y los representantes de los gobiernos nacionales se propone duplicar la producción hasta 2030, y llegar al 20%, y además movilizar inversiones por hasta 43,000 millones de euros (unos 47,000 millones de dólares) en el sector.
Sin embargo, la UE precisaría cuadruplicar su actual capacidad de producción para suplir por completo sus necesidades.
En agosto Estados Unidos aprobó una ley específica que incluye alrededor de 52,000 millones de dólares para promover la producción de microprocesadores y decenas de miles de millones de dólares más para investigación y desarrollo científicos.
Por su lado, Japón y Corea del Sur prometieron gastar miles de millones de dólares en el desarrollo de la producción de semiconductores.
La UE se propone proteger la competitividad del bloque frente a las amenazas de China y Estados Unidos, que han invertido miles de millones en tecnologías verdes.
El mes pasado, la Comisión Europea (el brazo ejecutivo de la UE) publicó dos propuestas para impulsar la producción de tecnología limpia, incluidas las materias primas críticas necesarias para los productos eléctricos.
Para Breton, “Europa tiene como objetivo convertirse en una potencia industrial en los mercados del futuro”.
“Las tecnologías digitales y limpias que nos permitirán seguir siendo una fuerza exportadora competitiva, generar empleos de calidad y garantizar la seguridad de nuestro suministro (…) No habrá transición ecológica o digital sin una sólida base de fabricación”, finalizó.