Compañías como Ford, Volkswagen, Honda y GM han dejado atrás sus diferencias para hacer frente a las nuevas tendencias mediante alianzas empresariales.
Si hay una industria que conoce de alianzas, es la automotriz. Desde finales de la década de los 80, gigantes como Volkswagen comenzaron a comprar participaciones en otras compañías de menor tamaño, pero que les daban acceso a nuevos mercados, como ocurrió con la adquisición del 51% de Seat en España.
Paulatinamente, la compra de participaciones dio paso a otra práctica: las alianzas. Las actividades de producción y manufactura han experimentado numerosos acuerdos en la última década, explica Gerardo San Román, experto de la compañía de investigación de mercado JATO. “Se hacen acuerdos donde una compañía dice: ‘fabrícame este vehículo en tu planta, porque no tengo la capacidad instalada’, e incluso se opta por esto en el desarrollo de tecnologías como motores o transmisiones. (…) Hay empresas que fabrican la misma transmisión para varios modelos de distintas marcas”, explica.
Si bien estas alianzas se ha dado en materia de autopartes o para cierto tipo de vehículos (como los pesados o comerciales), recientemente el auge de los híbridos y los eléctricos ha empujado nuevos acuerdos entre compañías.