El presidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), Eduardo Solís, aseveró que la nueva regla de origen que plantea el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para esta industria es compleja y difícil.
“La nueva regla de origen del T-MEC significa un reto muy importante para algunas marcas en nuestro país. Los períodos de transición podrían no ser suficientes para adaptarse a las nuevas disposiciones”, indicó.
Durante el “Ciclo Nacional de Talleres Técnicos T-MEC”, dijo que ante lo difícil que será cumplir con estas nuevas disposiciones, las empresas en México necesitarán el apoyo de las autoridades mexicanas.
“Es una regla compleja, sí hay vida después de esto, es una regla que requerirá que las armadoras trabajemos muy cerca con la Secretaría de Economía. Este plan requiere un trabajo humano del gobierno federal”, destacó.
Confió en que no haya afectaciones a las exportaciones de vehículos en cuanto entre en vigor el tratado, ya que el sector automotriz en el país es potente, genera el mayor número de divisas en el país, además de que México es el sexto fabricante de vehículos en el mundo y el primero en América Latina. Además, México es el cuarto exportador mundial de vehículos ligeros y está industria genera 3.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y 20.7 por ciento del PIB manufacturero.
Cabe recordar que la regla de origen para bienes automotrices establecida en el T-MEC dice que para que un vehículo se considere como originario debe cumplir con cuatro requisitos fundamentales. Ellos son que la producción automotriz debe cumplir con un contenido regional de 75 por ciento para comercializarse libremente; y el 40 por ciento del costo del vehículo deberá provenir de plantas que paguen salarios de 16 dólares por hora.
Además de que el 70 por ciento del acero y el aluminio que se utilice debe ser de los socios de la región de América del Norte; en tanto que siete componentes principales del automóvil tienen que ser manufacturados en la zona.
Eduardo Solís dijo que la regla de origen deberá alcanzarse de manera general en un periodo de transición de tres años con una posible extensión de dos años adicionales para modelos específicos, siempre que se cumplan ciertos umbrales. “Cuando hablamos de reglas de origen hablamos de empresas, las empresas tienen que cumplir. Este trabajo con el gobierno federal va a ser fundamental para que no tengamos afectaciones… las empresas no están esperando a que el tratado entre en vigor, están haciendo todo para cumplir”, puntualizó.