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miércoles, agosto 13, 2025
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La agricultura de precisión avanza con drones versátiles para el campo mexicano

En México, cerca del 10% de las superficies agrícolas ya emplea drones para labores de pulverización, fertilización o monitoreo, un cambio que en pocos años ha transformado las dinámicas de trabajo en el campo. Y para conocerlas más a fondo, en la Universidad Autónoma Chapingo se reunieron especialistas y otros actores relevantes de la industria para conocer la capacidad y características de los modelos más recientes de cara al futuro de la agricultura aérea de precisión.

El encuentro incluyó presentaciones técnicas y demostraciones en terreno, con aeronaves no tripuladas diseñadas para operar en distintos tipos de cultivos y entornos. Entre los aspectos más comentados estuvieron la capacidad de carga para aplicaciones aéreas, los sistemas de detección y evasión de obstáculos, y las posibilidades de acceso a capacitación de nuevos pilotos, un tema que, según coincidieron varios expertos, resulta clave para ampliar el acceso a esta tecnología en regiones rurales.

Drones que ahorran recursos y optimizan tiempos de trabajo

“Con un dron agrícola podemos pasar de gastar 400 litros de agua por hectárea a solo 60, manteniendo la misma cobertura y mejorando la uniformidad en la aplicación”, apuntó el Dr. Gilberto de Jesús López Cantens, académico e investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, sobre estos equipos, que no solo representan un avance tecnológico, sino una herramienta estratégica frente a los retos actuales del campo mexicano, marcados por la presión sobre el recurso hídrico y la necesidad de producir más con menos.

En su exposición, López Cantens detalló que el impacto no se limita solo al ahorro de insumos. “El uso de drones no solo optimiza la producción, también transforma la manera en que organizamos las labores agrícolas, reduciendo riesgos y tiempos de operación”, afirmó. Este cambio, añadió, abre oportunidades para que productores de pequeña y mediana escala accedan a prácticas de agricultura de precisión antes reservadas a operaciones de gran tamaño.

El académico insistió en que la incorporación de esta tecnología también democratiza el acceso a prácticas de alto rendimiento. “Antes, la agricultura de precisión estaba reservada a operaciones muy grandes; hoy, con drones de menor costo y mayor versatilidad, productores pequeños y medianos pueden aplicar fertilizantes o fungicidas con la misma calidad y control que una gran empresa”, señaló.

Desde la perspectiva de campo, López Cantens compartió que la adaptabilidad de los nuevos modelos, capaces de operar en huertos, terrenos montañosos o superficies extensas de cultivo, es un factor decisivo para su adopción. “No es lo mismo fumigar una parcela de maíz en el Bajío que un huerto de aguacate en Michoacán; la tecnología ahora nos permite atender ambos casos con el mismo equipo, ajustando parámetros y garantizando precisión”, dijo.

Capacitación, servicio técnico y experiencia

Josué Muñoz Jaimes, coordinador de operaciones en Dimasur, destacó que la capacitación es un paso indispensable para asegurar que la tecnología se use con todo su potencial. “Podemos entregar el dron más avanzado, pero si el operador no conoce sus funciones, no va a aprovecharlo al 100%”, explicó. Y mencionó que sus entrenamientos incluyen desde maniobras básicas hasta configuraciones avanzadas de rutas y calibraciones para distintos cultivos.

Consultado sobre su uso en otras industrias, señaló que la tecnología de drones de aplicación aérea también puede emplearse en forestación, control de plagas urbanas, fumigación en cuerpos de agua, manejo de áreas verdes de gran extensión o cualquier uso que requiriera el comprador. “Cuando se combina capacidad de carga con sistemas de pulverización o esparcimiento, el límite no lo pone el dron, sino la necesidad del usuario”.

Desde la perspectiva de los fabricantes, Nikki Chen, representante de DJI Agriculture, enfatizó que el desarrollo de cada modelo responde a la retroalimentación de agricultores de distintas regiones. “En México hemos trabajado directamente con productores de maíz, caña y aguacate para entender sus necesidades específicas y adaptar nuestras soluciones”, dijo.

En esa misma línea, los voceros destacaron que cada modelo busca ajustarse a distintos perfiles de productor. Así el Agras T100 está en torno a los 556,000 pesos, con un kit listo para trabajar, el Agras T70: 433,000 pesos y el Agras T25P a 283,000 pesos.

En cuanto a carga, expertos de DJI explicaron que la alimentación de sus baterías dependen del modelo y la intensidad de uso, ofreciendo estaciones portátiles y soluciones solares para operar en zonas sin acceso a red eléctrica.

Así, el potencial de la agricultura de precisión no solo depende de la tecnología, sino de su integración efectiva en el trabajo diario de los agricultores. Con capacitación, soporte y equipos adaptados a la diversidad de cultivos y terrenos, los drones seguirán ganando espacio como aliados estratégicos en el campo mexicano.

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