Simón Torres Ramírez,
NOLA Chief Technologist Tech Sales en Red Hat North of Latin America
Ante la encrucijada de un panorama empresarial moldeado por la digitalización y la transformación, ha surgido una necesidad imperante: la adaptación ágil. En este entorno en constante evolución, las organizaciones han demostrado su capacidad para integrar nuevas tecnologías y, sin embargo, también han enfrentado desafíos para responder ágilmente a las cambiantes dinámicas para mantener su competitividad en el ámbito digital.
Históricamente, las empresas han operado con una metodología tradicional o de cascada, la cual se apegaba a un formato de trabajo secuencial, tomando como base una planificación inicial detallada, con procesos regulados, estructuras rígidas y una resistencia ante los cambios durante la ejecución. Aunque se centraban en los hitos de diseño y código del proyecto.
En la era actual, impulsada por la colaboración remota y la interconexión digital, se ha visto que una renovación metodológica es esencial para el desarrollo de software moderno.
En el año 2001 nació la metodología ágil, un conjunto de prácticas que se implementan con diversos frameworks y herramientas, con el fin de brindar una respuesta al cambio y a la colaboración bajo el concepto de VUCA (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad), el cual ha evolucionado hacia BANI (Frágil, Ansiedad, No lineal e Incomprensible), generando valor al negocio. Estos paradigmas hacen referencia a las representaciones simplificadas de la realidad en la que vivimos y que muchas veces nos supone desafíos.
Esta metodología encara la capacidad de organización de recursos, tiempo y la división de tareas en el delivery de un proyecto, así como en las sesiones de seguimiento y retroalimentación. Su enfoque adaptable permite afrontar los cambios que surgen en diversas etapas del proyecto, presentándose como un faro que guía hacia una forma alternativa de concebir el desarrollo de software.
Red Hat, el proveedor líder mundial en la fortificación de soluciones de código abierto empresariales, utiliza la metodología ágil SCRUM, que al igual que al equipo de rugby por el que lleva su nombre, invita a los desarrolladores de software a aprender a través de las experiencias, a autoorganizarse mientras abordan un proyecto al desarrollo de la comunidad, solucionar problemas a través de la colaboración así como a reflexionar sobre sus necesidades para mejorar continuamente.
El código abierto y la metodología ágil, tienen una gran interacción, ya que al ser un desarrollo de producto, utilizan la estabilidad al comercializar plataformas junto con ecosistemas de servicios y certificaciones, integración para el fomento del uso de plataformas, y participación al crear productos upstream impulsados por la comunidad, flexibilidad a los cambios y retroalimentación para optimizar el flujo de valor hacia los clientes y contar con ciclos de trabajo predecibles y estables.
La metodología ágil ha beneficiado a muchas empresas desarrolladoras de software debido a cuatro principios esenciales:
- Colocar al software funcional por encima de una documentación exhaustiva.
- Priorizar la colaboración con el cliente antes que la negociación de un contrato.
- Valorar a las personas y sus interacciones por encima de los procesos y las herramientas.
- Abrazar la adaptabilidad ante el cambio en lugar de aferrarse a un plan rígido.
La esencia de esta metodología empata con las realidades laborales contemporáneas, caracterizadas por equipos multidisciplinarios que generan soluciones alineadas con el contexto. Invita al cliente a participar de forma activa en el proyecto, presentándole avances por ciclos definidos.
Esto evita demoras al optimizar el cronograma y los costos del proyecto, permitiendo ajustes en tiempo real para lograr una eficiente entrega que satisface al cliente como las demandas cambiantes del mercado.
La implementación de la metodología ágil a la dinámica de trabajo se traduce en 8 beneficios que incluyen:
- Satisfacción del cliente enriquecida.
- Mejora la calidad del producto.
- Detección y rectificación más veloz de errores.
- Impulso de la motivación de los trabajadores.
- Estímulo del trabajo colaborativo.
- Empleo de métricas pertinentes y efectivas.
- Facilitación de reducción de costos.
- Ahorro considerable de tiempo.
Las empresas que abrazan la metodología ágil experimentan equipos más comprometidos y autovalorados. Su disposición abierta y autónoma se traduce en un mayor esfuerzo por superar las expectativas. Esta nueva mentalidad y enfoque empodera a emprendedores y organizaciones para continuar innovando sus procesos, apalancándose en tecnología que organiza equipos, posibilitando soluciones simultáneas, rápidas y evolutivas.
Esta transformación asegura no solo la satisfacción de necesidades empresariales, sino también el liderazgo sostenido en sus respectivos sectores.
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